Las cifras han sido recogidas en un documento dedicado a Movimientos migratorios en Asturias 2022 elaborada por Sadei Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales, y proporcionan un análisis exhaustivo de la situación en los concejos.
Este análisis se centra en tres variables: los saldos migratorios exteriores (la diferencia entre las personas que dejaron Asturias y las que vinieron de fuera a instalarse en los concejos), las migraciones internas (movimientos entre concejos asturianos), y el saldo vegetativo (diferencias entre nacimientos y muertes).
Es importante destacar que ningún municipio asturiano presenta un saldo vegetativo positivo; es decir, en ningún lugar los nacimientos superan a las muertes. Esto explica en gran medida el envejecimiento de la población asturiana.
El año 2022 marcó un salto significativo en el saldo migratorio, con un aumento neto de 10.163 personas, permitiendo compensar el saldo vegetativo negativo y logrando que Asturias ganara población por primera vez en 14 años. Se estima que en 2023 la cifra aumentará en aproximadamente mil personas más. Además, 2022 registró el mayor número de migraciones internas de la última década, con 16.847 movimientos, lo que implica una redistribución interna de la población. En términos de migración exterior, Asturias ganó 1.034 residentes más de los que se fueron.
Dinámica en los Concejos del Occidente
La dinámica demográfica en los concejos del Occidente de Asturias, considerando las tres variables mencionadas, revela lo siguiente:
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Crecimiento real y saldo migratorio positivo: Castropol, El Franco, Coaña, San Tirso de Abres y Santa Eulalia de Oscos.
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Crecimiento real negativo y saldo migratorio positivo: Tapia de Casariego, Boal, Vegadeo, Villanueva de Oscos, San Martín de Oscos, Pesoz y Grandas de Salime.
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Crecimiento real y saldo migratorio negativo: Taramundi, Navia, Villayón e Illano.
Estas conclusiones indican una tendencia general de crecimiento poblacional en algunos concejos clave del occidente asturiano gracias a la migración. Mientras que la migración ha permitido ganar población y redistribuirla dentro de Asturias, el reto del saldo vegetativo negativo sigue siendo un problema crucial que afecta el equilibrio demográfico.