Durante casi seis años, ha sido un punto de encuentro para los amantes del vino y la cocina casera, ofreciendo sabrosas y generosas raciones a módicos precios. Sin embargo, los arrendatarios, tras años de dedicación y servicio, enfrentan dificultades para mantener el negocio debido a la falta de personal y el desgaste acumulado.
Adrián Rico, hijo de los gerentes indica «el principal motivo por el que tenemos que cerrar las puertas es porque no encontramos personal que lo pueda trabajar y no se puede ni se debe que trabajar 14, 15 o incluso 16 horas diarias. Así es imposible ofrecer un servicio adecuado al día siguiente. La otra razón es el desgaste, el paso de los años... Mi padre lleva en la bodega vieja desde el 1996 y mi madre lleva desde el 2015 de cocinera, yo les ayudo pero también estoy a otras cosas y no podemos mantener un local con la afluencia y la historia que tiene Adega Nicanor».
Adrián lamenta el cierre y explica que los clientes habituales reciben la noticia con tristeza, destacando la calidad del trato recibido y la importancia de Adega Nicanor en la vida social de Ribadeo.
Este fin de semana, como despedida, se celebrarán los Cantos de Taberna, iniciativa que han marcado la identidad de este lugar tan querido por los ribadenses. A pesar del cierre, queda la incertidumbre sobre el futuro del local, desconociendo si será vendido o alquilado.