Este fin de semana, Arturo Obegero (Tapia de Casariego, 1993) diseñador de moda asturiano afincado en París, recibirá el primer premio Pasarela Campoamor en Oviedo por “destacar en la divulgación y promoción de la moda asturiana al llevar el nombre del Principado más allá de nuestras fronteras con un trabajo tenaz y con desfiles en París donde ha llevado el nombre de nuestra región” según anunció Graciela Suárez Viñuela, presentadora del acto y directora de Pasarela Campoamor.
Su trayectoria, marcada por tenacidad y un estilo único, ha sido moldeada por influencias tanto locales como internacionales, que han dado forma a su distintiva estética de diseño. Desde sus primeros días en la prestigiosa Central Saint Martins de Londres hasta su posterior incursión en Lanvin y su independencia como diseñador, Obegero ha cosechado reconocimiento por su enfoque distintivo y su compromiso con la sostenibilidad.
Con desfiles en París y colaboraciones con renombrados artistas como Adele, Beyoncé y Harry Styles, Obegero ha logrado destacar en la escena de la alta costura demostrando una creatividad sin límites y una determinación inquebrantable. La semana pasada el nombre de Arturo Obegero estaba presente en tanto en medios nacionales como internacionales ya que la cantante Adele se decantó por una de sus creaciones para una importante gala de Halloween como parte de su residencia en Las Vegas. El pasado agosto era Beyoncé quien apostaba por un conjunto del tapiego para lucir en su tour Reinassance World Tour, y en abril de 2022 Harry Styles en su videoclip de la canción ‘As it was’ sorprendía con un mono rojo de la firma.
Su pueblo esta detrás de la creación de la colección "Song to Siren" donde expresa su admiración por la naturaleza y destaca la preocupante situación surgida por la reciente apertura de la mina de oro en Tapia. En su web, podemos encontrar fotografías de la costa y el puerto de Tapia en segundo plano, como escenario para sus diseños.
En esta entrevista nos comparte los inicios de su pasión por la moda, sus desafíos en una industria competitiva y sus sueños para el futuro, mientras reflexiona sobre su ascenso meteórico en el mundo de la alta costura.
¿Cuáles fueron algunos de los factores que despertaron tu interés en la moda?
Yo creo que mi interés por la moda viene de varias circunstancias que poco a poco fueron haciendo que me interesase esta industria. La primera fue la llegada de internet, que con 14 o 15 años empecé a descubrir los desfiles Alexander McQueen, de Nicolas Ghesquière en Balenciaga, Riccardo Tisci , Givenchy… Y me enamoré completamente de la creatividad y de las emociones que un desfile puede hacerte sentir, más que lo superficial que describe la moda, digamos.
Por otra parte, de pequeño me gustaba mucho bailar y para mí la moda y el mundo de la danza están muy relacionados. Disfrutaba mucho de esa parte de preparar los trajes y todo lo que rodeaba al personaje.
Además mis padres tenían una tienda de surf y mi hermano, que estaba patrocinado por Billabong y otras marcas surferas, recibía ropa constantemente. Entonces en mi casa había una circulación de ropa continua, siempre nos vestíamos y nos gustaba ir con la moda surfera, aunque luego ya cambió mi estética. ¡Ah! Y me marcó mucho un regalo que me hizo mi tía, un libro de Yves Saint Laurent, cuando tenía como 14 años.
Decidiste formarte profesionalmente en diseño de moda y tu carrera ha evolucionado mucho en pocos años…
Empecé en A Coruña, estuve allí tres años, fue una educación más técnica y más comercial, evidentemente te educaban para trabajar en marcas tipo Inditex, pero yo siempre quise hacer algo más, entonces, decidí seguir mis ambiciones y mis sueños y apliqué a la Saint Martins, en Londres y estuve allí durante casi cuatro años, hasta 2018, que me gradué del máster y ya me vine a París y empecé a trabajar para Lanvin, que es una de las marcas de alta costura más antiguas de París.
Estuve trabajando allí un año, año y poco, y luego en 2020 saqué mi propia marca aquí en París durante el primer confinamiento, digamos que no fue la mejor época para lanzar un negocio adelante, pero bueno, aquí estamos. En apenas tres años hemos conseguido muchísimas cosas, pero luego, por otro lado, también la gente piensa que estoy montado en el dólar siendo millonario y saliendo de copas con Beyoncé, Adele o Harry Styles y no, no es el caso. Mi realidad es que sigo trabajando desde casa, tengo una mini habitación encima de la cocina y una máquina de coser de 70 euros del Lidl.
¿Cómo es tu día a día?
Mi día a día varía mucho, depende del proyecto que tenga entre manos o lo ocupado que esté. Me levanto sobre las 7 o 7:30 horas, voy a correr, vuelvo a casa, me pongo con emails, y a partir de ahí va dependiendo. O me voy al atelier a chequear patronaje o voy a buscar telas por Paris o igual me paso el día en casa enviando emails y teniendo ‘meetings’ etc. O sea que cada día o cada semana, dependiendo del proyecto es diferente.
¿Cómo describirías el proceso creativo al diseñar para artistas como Adele, Beyoncé o Harry Styles?
El proceso creativo es diferente cuando haces una colección a cuando haces un custom para un artista, porque tienes que hacer algo que sea como 50% tú y 50% la visión que tiene ese artista en su momento. Hay que tener en cuenta lo que quiere reflejar, tanto a nivel creativo, visual, y emocional incluso y ser consciente de que es un tipo de prenda que va a llevar en el escenario, que va a tener que bailar o cantar, por lo que tiene que estar cómodo y reflejar la estética de su nueva era. Entonces hay que adaptarse a muchas cosas y que a la vez que refleje tu personalidad y tu propia visión.
Yo lo que hago normalmente es que les pido el ‘moodboard’, o lo que tienen en mente, también les envío mi portfolio y me dicen los looks que más les gustan y a partir de ahí es una conversación. Me dicen lo que les gusta, lo que tienen pensado, yo hago ilustraciones, collage, etc. Les envío una presentación con muchas ideas y a partir de ahí vamos editando y escogiendo lo mejor hasta que al final acabamos con la selección final.
¿Soñabas con vestir a estos artistas?
Si, para mí es algo súper gratificante porque son artistas que yo admiro desde siempre y que llevo escuchando toda mi vida y soñaba con trabajar con ellas. Que de repente, de estar soñándolo en Tapia, con 15 años, en el sofá de mi casa, hablándolo con mi madre, en plan ‘algún día voy a hacer esto’ y darme cuenta de que lo estoy haciendo pues es bastante ‘heavy’ y a veces es como que no me doy cuenta de la realidad, de qué está pasando, simplemente pasa. Pero bueno, la verdad es que estoy muy contento y valoro mucho que confíen en mí, espero que sean las primeras colaboraciones de muchas. Es algo que había soñado que iba a llegar y sabía que iba a llegar, pero no tan temprano.
¿A quién te gustaría vestir?
Pues me gustaría vestir a muchas personas la verdad, la que tengo muy pendiente y que me encantaría sería Rosalía. También me encantaría vestir a Jessica Chastain, a Penélope Cruz en los Oscar… y luego chicos, a Timothée Chalamet. Tengo una lista muy muy larga.
¿Cuáles son algunos de los desafíos a los que se enfrentas en la industria de la moda, al ser un chico normal, que viene de Tapia, y no tiene las ‘conexiones previas’ que abundan en el sector?
Sacar beneficio y hacer dinero en esta industria es muy complicado. Y yo vengo de Tapia, sin contactos, con una mano delante y otra detrás, con mi talento y ya está. Y es muy difícil competir con otra gente aquí, la industria de la moda es una industria super elitista, en la que el enchufismo y el nepotismo es algo del día a día. Y yo eso no lo tengo, pero sí que cuento con mucha gente que me apoya. Esa falta o esa dificultad me motiva a mí a empujarme a ser incluso más ambicioso de lo que soy.
Es una industria en la que abunda el intrusismo, ¿no?
Sí, bueno, en el sector de la moda yo tengo visto a gente que se inscribe a premios y llegan a la final con una aplicación vacía simplemente porque tienen al primo o a la gente de prensa que tienen todos los contactos y que les venden la moto. Es lo de siempre, la meritocracia es algo muy complicado y en esta industria hay mucho intrusismo. Es como que todo el mundo puede ser diseñador, todo el mundo puede ser tal, todo el mundo puede ser… ¿sabes? Cuando yo, por ejemplo, si no sé casi ni dividir, no me voy a poner de matemático en la NASA.
¿Cuáles son algunas de tus metas y ambiciones a largo plazo, tanto en el ámbito de la moda como en otras áreas creativas?
Me encantaría poder colaborar con la Ópera de París o de Madrid, Nueva York, Londres, etc, y crear el vestuario de un ballet o de una obra de teatro. También hacer los trajes de una película e incluso dirigir mi propio proyecto audiovisual, mi propia película. Me gustaría incluso involucrarme en algún proyecto musical de alguna forma, me atrae mucho el mundo de la música y la danza. Y me fascinaría ser director creativo de una marca de aquí, en París, algo tipo Balenciaga o Yves Saint Laurent, es mi sueño.
Estarás el próximo sábado en la Pasarela Campoamor en Oviedo, donde recibirás el primer Premio Pasarela Campoamor. ¿Cómo te sientes?
Sí, voy a estar en la Pasarela Campoamor, la verdad es que me siento muy agradecido y flipando la verdad, porque realmente acabo de empezar, llevo solamente tres años. Tres años en los que estamos haciendo muchas cosas y consiguiendo muchos objetivos y con mucha repercusión. Estoy encantado y todo lo que sea barrer para casa y encima en Asturias, mejor que mejor.
¿Aprovecharás para acercarte a Tapia?
Claro! Si puedo me escaparé a Tapia, pero nada, un día o dos.