La carpa abarrotada aplaudió la labor del centro educativo, que recogió el galardón municipal «Profetas en Nuestra Tierra», el mismo año en que celebra medio siglo de vida
«Venía para dos años y llevo veintitrés. Esas son las señas del Darío Freán, que cuida y que acoge. Juntos seguiremos haciendo historia», resumió la directora del colegio coañés, Mari Luz Álvarez. No pudieron ser más acertadas sus palabras, dados los ensordecedores aplausos que rompían la emoción en la carpa. Vítores, «Bravo!» y público en pie, para agradecer la labor de un colegio que es también «motor de desarrollo» señaló la alcaldesa, Rosana González.
Alejandra García, presidenta de la Asociación de Madres y Padres (Ampa) del centro y Julia Rodríguez, vecina de Ortiguera y alumna del cole, fueron algunas de las voces que también se pudieron escuchar sobre el escenario. Toda la comunidad educativa estuvo representada, desde las cocineras a las limpiadoras, el conserje, los docentes fallecidos y las acompañantes de autobús.
«No podríamos tener un mejor equipo directivo o mejores profesores de los que tenemos. Pero ese premio no solo refleja eso, sino el compromiso de las familias que colaboran en los proyectos», apuntó García, que también quiso destacar la labor de Miguel, empleado municipal «que igual arregla la ventana que se levanta tempranísimo para para encender la caldera y que las clases estén calentinas o te hace un hórreo de madera para una celebración».
En nombre de los exalumnos y exalumnas, de los «vellos, con v», tomó la palabra Salvador Suárez. «Aquí sentí cariño, cariño de familia. Sentí que os tenía cerca cuando os necesitaba o cuando en casa no se podía más. Arrimaban el hombro sin juzgar en cuanto podían. Jarrio era, es y será un centro destacado por sus valores», espetó el ganadero, que logró sacar tanto carcajadas como alguna que otra lágrima al numeroso público de la carpa.

Durante la entrega del galardón «Profetas en nuestra tierra» al colegio coañés no faltó tampoco el recuerdo a los que ya no están, como Don Ángel y Doña Cristina, «que casi vivían en el centro y se desvivían por él». Tampoco se puede olvidar el concejo de Darío Freán Barreira, maestro que da nombre a la escuela y cuya historia rescató su hija Carmen Freán.
«Esta es una jornada que hace historia y justicia», explicaban desde el Ayuntamiento, organizador de la Feria Agroarte. Un evento de referencia en la comarca cada Domingo de Ramos que, este año, congregó más expositores, de agroalimentación y artesanía que nunca. La música de la Banda de Gaitas “Brisas del Navia”, de Medal, y las actividades para los más pequeños pusieron el broche al día, que gana cada vez más adeptos.