Anquiloglosia y lactancia: el trabajo de la Dra. Ángela Monasterio para mejorar la vida de los bebés

ángela monasterio
Su experiencia y su vocación por el bienestar infantil la llevaron a especializarse en la detección y tratamiento de la anquiloglosia en bebés, una condición que puede afectar la lactancia, el desarrollo oral y la calidad de vida de muchas familias. “Me apasiona ayudar a los bebés y a sus madres a tener una lactancia exitosa y una salud oral óptima desde los primeros días de vida”, afirma.

La Dra. Ángela Monasterio Marqués es odontóloga, formada en la Universidad de Oviedo. Posteriormente, amplió sus conocimientos con un Máster en Cirugía Bucal, Implantología y Periodoncia en la Universidad de León y, años más tarde, con un Máster en Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial en la Universidad Católica de Murcia. Gracias a esta formación, ha desarrollado un enfoque integral que le permite abordar con seguridad la técnica quirúrgica y comprender las consecuencias a largo plazo de la anquiloglosia en el desarrollo de las arcadas dentales y la posición de los dientes.

Su trayectoria profesional está marcada por un fuerte vínculo familiar con la odontología. Su padre, médico estomatólogo, fundó la clínica Doctores Monasterio en 1988 en Navia, y sus tres hijos han seguido sus pasos en la profesión. Desde su incorporación, la Dra. Monasterio ha trabajado en la adaptación de la clínica para la atención de niños cada vez más pequeños, con el objetivo de prevenir la caries dental, una de las enfermedades más prevalentes en la infancia. “Siempre me han encantado los niños, así que poco a poco fui transformando la clínica para recibir a los más pequeños y poder cuidar su salud bucal desde una edad temprana”, afirma.

Doctores Monasterio

Su interés por la anquiloglosia en bebés surgió a raíz de una conversación con una matrona del Hospital de Jarrio, quien le comentó la falta de pediatras que realizasen este procedimiento en el hospital y las largas listas de espera para ser derivados al HUCA, lo que en muchas ocasiones llevaba a las madres a abandonar la lactancia. “Yo ya realizaba la técnica en niños y adultos, y como me interesaba mucho la lactancia materna, decidí formarme en ello”, explica.

Su primera intervención en un recién nacido fue con la hija de una amiga, una experiencia que le cambió la visión sobre la importancia de este tratamiento. “Pasó de grietas, dolor y poca ganancia de peso a una lactancia satisfactoria de dos años. Ahí vi el enorme potencial que tiene esta sencilla intervención tanto para los bebés como para sus madres y familias”. Desde entonces, ha dedicado su trabajo a ayudar a familias a mejorar la alimentación y el bienestar de los más pequeños.

¿Qué es el frenillo lingual corto o anquiloglosia y cómo afecta a los bebés?

El frenillo lingual corto o anquiloglosia es una membrana que se encuentra debajo de la lengua, que limita la movilidad de la lengua. La lengua no hace un correcto movimiento a la hora de succionar y coordinar la deglución. El frenillo lingual varia en su tamaño, inserciones y grado de fijación al suelo de la boca. Hay gran variabilidad anatómica, puedes tener un frenillo lingual corto muy visible o que haya que elevar la lengua para visualizarlo.

¿Cuáles son los principales síntomas que pueden alertar a las familias sobre este problema?

En los bebés de lactancia materna genera desde dolor al agarre en la mamá, grietas en el pecho, escasa ganancia de peso, gases, reflujo, tomas muy frecuentes, etc. En los bebés alimentados con biberón ocasiona tomas muy largas, escape de leche por las comisuras, chasquidos, gases, etc.

¿Por qué cree que hay tanto desconocimiento sobre el frenillo lingual corto, incluso a nivel sanitario?

Hace unos años, la mayor parte de los bebés eran alimentados con biberón (por la incorporación de las mujeres al mercado laboral, poco tiempo de baja maternal, extractores de leche materna poco efectivos, etc). Ahora hay un mayor interés en la lactancia materna y vuelve a resurgir un problema, la anquiloglosia, que se conoce desde hace muchos años. Por dar un dato, aparece reflejado en la Biblia. A nivel sanitario, la lactancia materna es un tema poco estudiado tanto en la carrera de Medicina, Enfermería, Odontología, etc. Hay que formarse posteriormente en el tema y es un tema complejo, sobre todo las dificultades en la lactancia. La anquiloglosia se menciona pero no se profundiza en el tema.

Muchas familias llegan a su consulta después de investigar por su cuenta. ¿Qué opina sobre esto?

Me da mucha pena que no se pueda detectar antes y a tiempo por parte de profesionales de la salud. Muchas veces la lactancia materna ya está perdida, cuando era el deseo de la familia. O llegamos muy justos, con familias agotadas. Aún son peores los bebés alimentados con biberón, porque a ellos sí que no se les suele detectar, solo si van por su cuenta al fisioterapeuta por cólicos o algún tema muscular. Incluso a la hora de intervenirlos, si son bebés de biberón, hay profesionales sanitarios que ya no les intervienen, solo a los de lactancia materna. Las repercusiones de no intervenir una anquiloglosia son las mismas o incluso peores, para los bebés de biberón.

¿Qué papel juega su especialidad en el diagnóstico y tratamiento de esta condición?

El diagnóstico de la anquiloglosia lo puede hacer desde una asesora de lactancia, una enfermera de pediatría, una matrona, una pediatra, una fisioterapeuta. Normalmente a nuestra consulta acuden bebés derivados de alguno de estas profesionales para confirmar el diagnóstico, o aquellas familias que se informan en internet sobre los síntomas de sus bebés.

Para confirmar el diagnóstico necesito hacer una buena historia clínica, que incluya el embarazo, el parto y los síntomas en el bebé y la mamá. Además, exploramos al bebé y evaluamos una toma al pecho o al biberón.

La Doctora Ángela Monasterio
La Doctora Ángela Monasterio



¿Cómo ayuda su consulta a padres que llegan con dudas o con poca información sobre el problema?

En la primera consulta hago la valoración. Solo realizamos valoración e intervención quirúrgica en la primera cita en aquellos casos en los que peligra la lactancia materna por dolor en la madre, que no se puede resolver sin intervenir al bebé; poca ganancia de peso en el niño o aquellos bebés que ya han sido intervenidos por otros profesionales pero no se ha realizado la intervención al completo puesto que no se ve herida.

En la valoración exploramos al bebé tras oír lo que nos relatan los padres de los síntomas del bebé y vemos una toma al pecho o al biberón si es posible. Les solemos decir que hagan cuadrar más o menos la cita con una toma. En caso de tener que realizar la intervención otro día, explicamos cómo se realiza la misma, entregamos el consentimiento informado, hablamos de las posibles consecuencias en caso de no realizarla, hablamos de los ejercicios que hay que realizar e indicamos las derivaciones pertinentes. En todos los casos trabajamos en equipo con fisioterapeuta, hay bebés que necesitan ir antes de la intervención y todos necesitan una valoración post-intervención.

También derivamos a matronas y asesoras de lactancia para dar apoyo a esas mamás. Damos unos consejos de qué esperar el día de la intervención y enseñamos, si es necesario, fotografías de casos intervenidos para que sepan que esperar de la herida que queda tras la intervención.

¿Qué opina del trabajo conjunto entre dentistas, pediatras y otros profesionales, como fisioterapeutas, en estos casos?

Creo que es indispensable trabajar en equipo. Estas familias necesitan mucho apoyo, tanto de asesoras de lactancia, matronas, pediatras, enfermeras, logopedas… como de los fisioterapeutas, que apoyan y guían los ejercicios a realizar después de la intervención. Es importante el trabajo en equipo y la comunicación entre los profesionales para transmitir todos el mismo mensaje y no descolocar a las familias con diferentes mensajes.

¿En qué consiste la evaluación quirúrgica y cómo se decide cuándo realizarla?

La intervención quirúrgica es una intervención sencilla, que consiste en cortar esa membrana que impide el correcto movimiento de la lengua. Se tiene que generar una herida con forma de rombo. Si no hay rombo, la técnica quirúrgica no es la apropiada. Todos los tipos de frenillo se intervienen de la misma forma quirúrgicamente y no hay uno más grave que el otro. No se necesita de sedación ni de un ambiente hospitalario puesto que es una intervención rápida (lleva menos de 5 minutos, aunque nos solemos coger entre 30-45 minutos de cita para dar tranquilidad a la familia ) y fácil si estás formado en el tema. Evidentemente, como es un corte, puede haber un riesgo de sangrado, poco frecuente (en un 1% de los casos), así que hay que estar preparado y tener los medios para que, en el caso de que se produzca, poder actuar con rapidez y seguridad. Los padres pueden estar presentes si lo desean, en la misma habitación, pero sin ver la intervención, y una vez hecha, el bebé inmediatamente ya puede hacer una toma al pecho o al biberón. Muchas veces esa toma al pecho cuando había dolor previo ya la hacen sin dolor. Es muy bonito poder ver cómo en cuestión de unos minutos la cara de la mamá cambia radicalmente. Todos los padres se sorprenden de lo rápido que es. La decisión de cuándo realizarla es de los padres, nosotros aconsejamos si hacerla o no, y en qué momento. Hay casos en los que primero es más aconsejable acudir al fisioterapeuta, o valorar la toma con una asesora de lactancia para mejorar el agarre, o hacer un seguimiento de los casos telefónicamente para ver si los síntomas se incrementan o mejoran.

¿Qué consecuencias puede tener no tratar el frenillo lingual corto?

No tenemos una bola de cristal para predecir el futuro, puesto que existe mucha variabilidad en estos casos. Lo que sí sabemos es que en niños con anquiloglosia es más frecuente el rechazo a ciertas texturas y alimentos sólidos en la alimentación complementaria, mayor riesgo de respiración oral con el impacto que eso tiene en la salud general del niño y adulto, mayor riesgo de otitis de repetición, amigdalitis, escaso desarrollo del paladar, que conlleva problemas ortodónticos y de apiñamiento dental, mayor probabilidad de sufrir caries, de roncar, de pronunciar mal el fonema ‘R’, mayor probabilidad de presentar problemas en la articulación temporomandibular …

¿Cómo afecta esta condición al día a día de las familias y cuál suele ser su mayor preocupación?

Pues en el caso de madres que deciden dar el pecho y los bebés presentan anquiloglosia y les genera dolor, el efecto es madres desbordadas, desesperadas, en lo que debía de ser un momento de felicidad. Muchas incluso rechazan el momento de poner a su bebé al pecho y les genera mucha frustración y tristeza. Si no reciben el diagnóstico o el apoyo necesario, acaban abandonando la lactancia materna sin saber que el motivo era algo anatómico y no su culpa. Genera mucha sensación de culpa en la madre también cuando su leche no alimenta al bebé suficientemente, puesto que estos bebés, a veces, como maman mal, gastan mucha energía compensando con otras estructuras el escaso movimiento de su lengua.

En los casos de biberón, suelen ser bebés que lloran mucho, que están muy irritables con los gases o el reflujo y los padres acuden a la clínica derrotados. En una semana post-intervención su cara es otra, aunque esperamos 3 semanas para ver cambios significativos. Siempre revisamos los casos al menos un par de veces después de intervenir al bebé.

Su mayor preocupación suele ser el bienestar del niño y en el caso de lactancia materna, de la madre que tiene dolor.

¿Qué mensaje le daría a los padres y madres que sospechan que su bebé puede tener frenillo lingual corto?

Que busquen a profesionales formados, que les puedan enseñar rombos, heridas de la intervención, puesto que algunos profesionales intervienen anquiloglosia pero realizan una sección incompleta del frenillo. Los padres piensan que la intervención ya está hecha pero los problemas asociados no están solucionados. Para explorar un frenillo hay que palpar debajo de la lengua, el profesional debe elevar la lengua con sus dedos o con un instrumento. No vale una inspección visual. Tiene que saber valorar una toma al pecho o al biberón, no vale decir que el bebé agarra bien si el niño no gana peso, se enfada a la teta o la madre tiene dolor. También es importante que el profesional revise sus intervenciones, haga un seguimiento de las lactancias y que trabaje en equipo con otros profesionales, puesto que una sola persona no vale para tratar a estos bebés.

¿Qué cambios considera necesarios para mejorar la detección y tratamiento del frenillo lingual corto?

La formación es clave para detectar la anquiloglosia. En el mes de mayo impartiré junto a la matrona María González Cociña un curso para enfermeras, matronas y pediatras en la sede del colegio de enfermeras de Lugo, en Burela. Compartiremos nuestra formación, experiencia y datos sobre nuestros casos. Estoy realizando un estudio sobre la mejoría de los bebés intervenidos tanto de lactancia materna como de biberón y la duración de la lactancia materna. La media en España es de 6 meses de lactancia materna en exclusiva, y muchas de mis familias que tuvieron un inicio horroroso en la lactancia superan los 24 meses de lactancia. Es un orgullo para mi y me hace sentir muy realizada ver que esta pequeña intervención puede hacer que esos bebés crezcan sanos y sus madres felices.

Escuchar a las madres, hacer preguntas concretas sobre la lactancia, interesarse por cómo come el bebé, cómo respira, cómo duerme, si está irritable… creo que también puede mejorar el diagnóstico de la anquiloglosia. Tener empatía e intentar ayudar en la medida de lo posible a estas familias.

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