Una pizca de nostalgia musical y una abundante calidad de las formaciones que cada año conforman el cartel han convertido al Resurrection Fest en un referente para los amantes de vertientes como el metal, el punk o el hardcore. “É un evento internacional que leva o nome de Viveiro polo mundo”, asegura la alcaldesa María Loureiro. Y es que la posibilidad de volver a escuchar en un mismo lugar temas como “Poison”, de Alice Cooper, o “The kids aren’t alright”, de The Offspring, son solo dos de las exquisiteces de las que dispondrán los asistentes a la edición de este año. Una más y ya van diecinueve. Para completar el menú, una enorme y talentosa variedad; horas de frenesí melódico por delante.
El Resurrection Fest 2024 comenzará el miércoles 26 a las 14:25 horas con la actuación de las japonesas Hanabie. y no levantará el pie del acelerador hasta la madrugada del sábado al domingo, cuando TBC y The black panthys party bajen el telón. Serán jornadas intensas de guitarreo y percusión en Celeiro.
Para abrir boca, la presentación del festival ayuda a generar expectación. José Merelles, director de Turismo de la Xunta de Galicia, no escatimó elogios hacia la iniciativa: “O Resurrection Fest foi quen de poñer no mapa internacional a Mariña lucense a través dun traballo constante e coordinado cun festival que cada ano se reforza como atractivo turístico”.
María Loureiro también lo tiene claro: “Viveiro volverá a converterse esta semana na capital europea do rock, o metal e o hardcore”. Las expectativas hablan de 120.000 asistentes en la edición que arranca pasado mañana. Una marabunta fidelizada por un festival que no tiene techo.
Entre bambalinas, bandas como Megadeth subirán los decibelios en esta edición de un festival imprescindible. Por el camino y para el gozo del recuerdo ya han quedado en anteriores episodios del Resurrection Fest las firmas de formaciones legendarias como Iron Maiden, Mötorhead, Kiss o Scorpions. Y también Judas Priest, cuyo solo de batería para arrancar el tema “Painkiller” siempre será perfecto para alzar el telón de un festival como el que convierte a Viveiro en el epicentro del metal cada verano. Ya faltan menos de 48 horas para que los acordes rujan.