La Dirección Xeral de Saúde Pública ha publicado el protocolo a seguir en caso de sufrir una picadura de una medusa. La medida llega después de que se detectase la presencia de carabelas portuguesas en algunas playas gallegas.
En primer lugar, la Consellería de Sanidade recomienda que, una vez que se sufra la picadura, la persona afectada salga del agua y elimine los restos de los tentáculos que tenga en el cuerpo. Para proceder a la extracción, debe evitarse el contacto directo con las manos y la utilización de guantes o pinzas. Si no tiene este equipo, puede emplear el borde de algún objeto rígido y plano. En esta actuación, es muy importante no rascar o fregar la zona afectada ni utilizar arena o toallas para limpiar la zona, porque esa presión podría aumentar la liberación de veneno.
El segundo paso será lavar la zona afectada con agua de mar limpia después de comprobar que el líquido no contenga fragmentos de tentáculos. No se debe utilizar agua dulce en el proceso de limpieza, porque el cambio de salinidad provoca una mayor liberación de veneno. Tampoco se deben utilizar amoníaco, vinagre u orina.
Posteriormente, se debe aplicar frío sobre la zona de la picadura con una bolsa de plástico con hielo durante 15 minutos. Así se evitará que el veneno pase al riego sanguíneo.
El último paso es desinfectar la herida con tintura de yodo para evitar infecciones. También se deben mantener los cuidados hasta que la herida cicatrice. Y es importante intentar evitar otra picadura durante el resto del verano, porque las consecuencias pueden ser más graves al estar el cuerpo sensibilizado al veneno.
