La Asociación para la Promoción Social dos Ferreiros de Riotorto ha desarrollado en el último año dos estudios centrados en la tradición del hierro en el municipio, con el objetivo de preservar la memoria de un oficio que llegó a emplear a unas 200 personas a mediados del siglo XX. El trabajo incluyó la recogida y catalogación de herramientas y técnicas, así como una investigación sobre un antiguo «escoiral» en el cauce del Rego de Ferreiravella.
La iniciativa contó con el apoyo económico de la Vicepresidencia de la Deputación de Lugo, que destinó 14.000 euros a la asociación para su funcionamiento y actividades. El periodista e investigador especializado Xosé M. Salgado coordinó los trabajos de campo.
El vicepresidente de la Deputación, Efrén Castro, y el diputado de Rural, Daniel García, se reunieron con los miembros de la asociación e o coordinador dos estudos para coñecer os resultados. Ambos destacaron «a importancia deste traballo para poñer en valor e conservar o patrimonio arredor da tradición do ferro, que é unha sinal de identidade de Riotorto» y ratificaron el apoyo a la asociación «para seguir impulsando a tradición do ferro como elemento de dinamización social, cultural e turística para o concello».
Uno de los estudios permitió catalogar más de 250 piezas, entre ellas herramientas como «fouces e foucíns» adaptadas a distintos usos: «desde os 'calixeiros' para as tarefas máis liviáns na horta ata as fouces ou foucíns de monte, para as xestas e matogueiras, pasando polos foucíns para a sega do cereal». La recopilación se organizó en torno a cada forja o familia, ya que tradicionalmente cada herrero elaboraba piezas específicas para clientelas propias.
Ferreiravella, O Mazo, Lorigados, Espasande de Arriba e de Abaixo y As Rodrigas fueron los principales lugares donde se desarrolló el trabajo, centrado en «ferreiros» que aún mantienen la actividad o conservan la memoria familiar. Las piezas fueron descritas e identificadas según su procedencia y la saga familiar a la que pertenecen.
El segundo estudio se centró en el «escoiral» situado a lo largo del Rego de Ferreiravella, con una extensión estimada de más de un kilómetro. De este yacimiento se extrajeron durante décadas miles de toneladas de escoria rica en hierro, transportadas a altos hornos de Trubia (Asturias) y del País Vasco. Documentos antiguos acreditan que los propietarios de los terrenos percibían 25 pesetas por tonelada métrica.
Esta investigación, segundo Salgado, abre «un novo campo de pesquisas e investigación multidisciplinar orientado a acreditar a antigüidade da explotación deste xacemento e constatar se no espazo agora identificado existiron traballos de siderurxia antiga como fornos de reducción para a produción de ferro».