El Occidente asturiano concentrará casi un tercio de las extracciones de lobos autorizadas en Asturias

*En la imagen, el consejero de Medio Rural y Política Agraria, Marcelino Marcos, (izqda.) y el director general de Planificación Agraria, Marcos da Rocha.
El Principado aprueba el nuevo baremo de daños de la fauna salvaje, que incluye bonificaciones y un aumento del 30% del lucro cesante

Asturias retoma el control poblacional del lobo ibérico tras su salida del listado de especies especialmente protegidas, y el Occidente será una de las zonas fundamentales en esta nueva etapa. La Consejería de Medio Rural y Política Agraria autorizará la extracción de hasta 53 ejemplares en toda la comunidad, sobre una población mínima estimada de 345 lobos, con el objetivo de compatibilizar la ganadería extensiva con la conservación de esta especie emblemática.

En el nuevo plan de gestión, presentado oficialmente este 8 de abril y pendiente aún de aprobación definitiva tras su paso por el comité consultivo el próximo día 10, se detallan las actuaciones de control por zonas. En lo que respecta al Occidente asturiano, las cifras son significativas:

  • Zona Noroccidental (concellos como El Franco, Tapia, Coaña, Valdés o Vegadeo): Se permitirá la extracción de hasta 6 lobos, una cifra justificada por los 748 ataques a reses en 2024, uno de los registros más altos de toda la comunidad.

  • Zona El Palo-Esva (que abarca parte de Tineo, Allande y Valdés): También se fija un máximo de 6 extracciones, tras contabilizar 768 ataques a ganado.

  • Zona Suroccidental (Ibias, Degaña, Cangas del Narcea): Aquí los daños fueron menores (84 cabezas atacadas), por lo que el plan prevé un máximo de 4 extracciones.

En total, 16 lobos podrían ser abatidos en estas tres zonas occidentales, lo que supone cerca de un 30% del total autorizado en el Principado. Las extracciones podrán realizarse en dos períodos: de enero a abril y de septiembre a diciembre, aunque se permitirán intervenciones puntuales en verano si se detectan ataques reiterados.

Las medidas contemplan aguardos selectivos, recechos controlados por agentes medioambientales, apoyo dentro de las reservas regionales de caza y, en casos extremos, batidas organizadas cuando los métodos anteriores no resulten eficaces.

Estas actuaciones estarán coordinadas por personal técnico, y requerirán una justificación clara basada en daños documentados. El lobo ocupa actualmente el 83% del territorio asturiano, y su población ha crecido de forma sostenida desde 2001, pasando de 22 manadas a las 45 actuales.

Junto al control poblacional, el Gobierno del Principado también ha aprobado un nuevo baremo de daños por fauna salvaje, que incrementa notablemente las indemnizaciones y mejora los trámites para los afectados.

Entre las novedades destaca un aumento de hasta el 30% en el lucro cesante, así como bonificaciones del 10% al 20% para explotaciones que mantengan razas autóctonas, adopten medidas preventivas o estén inscritas en marcas de calidad. El baremo también contempla compatibilidad con Agroseguro, y agiliza los procedimientos administrativos con herramientas telemáticas y validación de pruebas fotográficas.

En 2024, los ataques del lobo en Asturias afectaron a 3.257 cabezas de ganado, lo que supuso un aumento del casi 20% respecto a 2021. Las indemnizaciones ascendieron a más de 1,5 millones de euros, con un incremento cercano al 96% en comparación con años anteriores.

Con este nuevo marco de acción, el Principado busca un equilibrio entre la conservación del lobo y la protección de la actividad ganadera, un binomio especialmente delicado en el medio rural del Occidente, donde muchas familias dependen directamente de la ganadería extensiva.

El plan ha sido recibido con expectación y cautela por parte del sector, que viene reclamando desde hace años una gestión más activa del lobo. Todo apunta a que el debate entre biodiversidad y sostenibilidad volverá a ocupar el centro de la agenda rural asturiana.